sábado, 5 de abril de 2014

PRODUCTO 14 PROFR. VICENTE AGUIRRE CARDOSO


DOCUMENTO: DEFINICIÓN DE LOS COMPROMISOS DE LOS PARTICIPÁNTES CON LA UTOPÍA

PRODUCTO  14                                 PROFR. VICENTE AGUIRRE CARDOSO

Teniendo como definición de utopía  como las imágenes de un mundo deseado, algo que soñamos, es necesario tener presente o proponernos el plan que seguiremos para lograr dicho sueño. Soñar no cuesta nada, pero permite una visión de lo que esperamos tener y vivir.

 

La humanidad requiere cada vez más un sentido de pertenencia, identidad y espiritualidad, hemos vivido en un estado de dependencia material, queriendo alcanzar aquello que cuando lo tenemos, sólo deseamos algo más. Es preciso que el ser humano logre entender la importancia de la vida y su significado, para poder así definir su participación en ella.

El hacer de la humanidad es lograr construir un mundo mejor que el en que nos desenvolvemos, desarrollar la fraternidad como el valor principal de la  espiritualidad humana, comenzar a despertar del letargo, en el que la proposición y la acción se conviertan en una forma de vivir y no de aceptar. Es mostrar la capacidad que el ser humano tiene para no sólo llenarse de conocimiento, sino también de espiritualidad.

El saber de la humanidad no recae sólo en lo que conocemos, sino lograr que nuestro pensar nos libere del poder que ejercen los demás, es aprender a pensar con libertad, comunicarse con la naturaleza y la sociedad, no enseñar el mundo sino pensar en él, vivir en él, interactuar en él y con él. Todo lo que existe es parte de nuestra responsabilidad, por lo tanto nuestra labor no consiste en enseñar sino apoyar a descubrir un mundo en donde los seres humanos somos seres pensantes y gran parte de la solución a tantos obstáculos, violencia, daño y contaminación, depende sólo del cambio de pensar y actuar de la humanidad.

El sentir de la humanidad, propicia el compromiso de crear algunas acciones que nos ayuden para poder aprender a vivir con las prácticas humanistas dentro de nuestro trabajo y permitir que los alumnos sean seres pensantes pero también espirituales.

El crecer de la humanidad trae como compromiso educar en un sentido humanista donde incluyamos: parte de lo que nosotros conocemos, las convicciones que nosotros tenemos, la esperanza que nosotros creamos para concluir en un desarrollo de espiritualidad el cual nos despertará y dará paso a la libertad.

Estar de la humanidad: En este contexto globalizador, es importante considerar que el desarrollo de nuestro ser espiritual implica un proceso de interiorización para identificar nuestras fortalezas y debilidades y convertirlas en oportunidades de éxito evitando situaciones de riesgo, obteniendo como resultado la maduración de la libertad de pensamiento.

El tener de la humanidad. El ser humano debe aprender a valorar el ser, es decir, cultivar su espiritualidad. Nuestra sociedad occidental es una cultura materialista influenciada por el sistema de producción capitalista, ¿dime cuánto tienes y te diré quién eres?, por lo tanto la espiritualidad es un concepto muy lejano y falto de prácticas humanistas, cada sujeto actúa por intereses personales totalmente ególatras olvidándose de hacer empatía y reconocerse como parte de un todo. Es necesario aprender a cultivarla, tener conocimientos y hacer procesos de introspección para crecer interiormente pensando en el bien común. Un reconocimiento personal basado en el amor, la generosidad, la justicia, sabiduría, verdad y buena voluntad, eso nos permitirá avanzar para convertirnos en una sociedad humanista.

El soñar de la humanidad. La fortaleza de una nación estriba en saber pensar, y para hacerlo es necesario alcanzar niveles de conocimiento de meta cognición para poder trascender nuestra realidad social y empezar a crear una nueva realidad con conciencia crítica y reflexiva, por consiguiente saber pensar su libertad, implicación que se dará sólo con conocimiento para no tragarse la cultura y repetirla sin sentido, es decir, crear  y no repetir. Con este proceso será posible aprender a vivir con una democracia real, en donde el pueblo tiene que tomar en sus manos la tarea de gobernar y con ello todos los compromisos que significan a cambio de gozar de una verdadera y completa libertad para que nadie pretenda indicar lo que debe ser enseñado en las escuelas: ni las religiones, ni los gobernantes, ni los partidos, ni los grupos de poder y de dinero, a nadie únicamente a pueblo es quien debe asumir esas responsabilidades, esos compromisos.

Por último en cuanto en cuanto a la utopía ambiental se refiera, empecemos a soñar con un mundo mejor, libre de basura, libre de contaminantes del agua, suelo y aire. Es un sueño complejo más no imposible, podemos trazar la ruta a seguir empezando por nuestros entornos inmediatos, mi casa, la escuela, mi colonia, cuidando los árboles, sembrando algunos, limpiando, separando basura, creando la cultura de reciclaje y elaboración de compostas para nuestras plantas, evitando el uso de aerosoles e insecticidas. El sueño suena un tanto difícil por los grandes empresarios que no dejarán de contaminar pues sus fábricas deben de seguir funcionando, además de que son fuente de empleo y sustento de muchas familias pero si pueden tener su planta de aguas residuales por ejemplo, en fin, empezar este gran reto por uno mismo para que de poco a poco este  sueño se vaya cumpliendo.

 

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