DOCUMENTO:
DEFINICIÓN DE LOS COMPROMISOS DE LOS PARTICIPÁNTES CON LA UTOPÍA
PRODUCTO 14 PROFR. VICENTE
AGUIRRE CARDOSO
Teniendo como definición de utopía como las imágenes de un mundo deseado, algo
que soñamos, es necesario tener presente o proponernos el plan que seguiremos
para lograr dicho sueño. Soñar no cuesta nada, pero permite una visión de lo
que esperamos tener y vivir.
La
humanidad requiere cada vez más un sentido de pertenencia, identidad y
espiritualidad, hemos vivido en un estado de dependencia material, queriendo
alcanzar aquello que cuando lo tenemos, sólo deseamos algo más. Es preciso que
el ser humano logre entender la importancia de la vida y su significado, para
poder así definir su participación en ella.
El
hacer de la humanidad es lograr construir un mundo mejor que el en que nos
desenvolvemos, desarrollar la fraternidad como el valor principal de la espiritualidad humana, comenzar a despertar
del letargo, en el que la proposición y la acción se conviertan en una forma de
vivir y no de aceptar. Es mostrar la capacidad que el ser humano tiene para no
sólo llenarse de conocimiento, sino también de espiritualidad.
El
saber de la humanidad no recae sólo en lo que conocemos, sino lograr que
nuestro pensar nos libere del poder que ejercen los demás, es aprender a pensar
con libertad, comunicarse con la naturaleza y la sociedad, no enseñar el mundo
sino pensar en él, vivir en él, interactuar en él y con él. Todo lo que existe
es parte de nuestra responsabilidad, por lo tanto nuestra labor no consiste en
enseñar sino apoyar a descubrir un mundo en donde los seres humanos somos seres
pensantes y gran parte de la solución a tantos obstáculos, violencia, daño y
contaminación, depende sólo del cambio de pensar y actuar de la humanidad.
El
sentir de la humanidad, propicia el compromiso de crear algunas acciones que
nos ayuden para poder aprender a vivir con las prácticas humanistas dentro de
nuestro trabajo y permitir que los alumnos sean seres pensantes pero también
espirituales.
El
crecer de la humanidad trae como compromiso educar en un sentido humanista
donde incluyamos: parte de lo que nosotros conocemos, las convicciones que
nosotros tenemos, la esperanza que nosotros creamos para concluir en un
desarrollo de espiritualidad el cual nos despertará y dará paso a la libertad.
Estar
de la humanidad: En este contexto globalizador, es importante considerar que el
desarrollo de nuestro ser espiritual implica un proceso de interiorización para
identificar nuestras fortalezas y debilidades y convertirlas en oportunidades
de éxito evitando situaciones de riesgo, obteniendo como resultado la
maduración de la libertad de pensamiento.
El
tener de la humanidad. El ser humano debe aprender a valorar el ser, es decir,
cultivar su espiritualidad. Nuestra sociedad occidental es una cultura
materialista influenciada por el sistema de producción capitalista, ¿dime
cuánto tienes y te diré quién eres?, por lo tanto la espiritualidad es un
concepto muy lejano y falto de prácticas humanistas, cada sujeto actúa por
intereses personales totalmente ególatras olvidándose de hacer empatía y
reconocerse como parte de un todo. Es necesario aprender a cultivarla, tener
conocimientos y hacer procesos de introspección para crecer interiormente
pensando en el bien común. Un reconocimiento personal basado en el amor, la
generosidad, la justicia, sabiduría, verdad y buena voluntad, eso nos permitirá
avanzar para convertirnos en una sociedad humanista.
El
soñar de la humanidad. La fortaleza de una nación estriba en saber pensar, y
para hacerlo es necesario alcanzar niveles de conocimiento de meta cognición
para poder trascender nuestra realidad social y empezar a crear una nueva
realidad con conciencia crítica y reflexiva, por consiguiente saber pensar su
libertad, implicación que se dará sólo con conocimiento para no tragarse la
cultura y repetirla sin sentido, es decir, crear y no repetir. Con este proceso será posible
aprender a vivir con una democracia real, en donde el pueblo tiene que tomar en
sus manos la tarea de gobernar y con ello todos los compromisos que significan
a cambio de gozar de una verdadera y completa libertad para que nadie pretenda
indicar lo que debe ser enseñado en las escuelas: ni las religiones, ni los
gobernantes, ni los partidos, ni los grupos de poder y de dinero, a nadie
únicamente a pueblo es quien debe asumir esas responsabilidades, esos
compromisos.
Por
último en cuanto en cuanto a la utopía ambiental se refiera, empecemos a soñar
con un mundo mejor, libre de basura, libre de contaminantes del agua, suelo y
aire. Es un sueño complejo más no imposible, podemos trazar la ruta a seguir
empezando por nuestros entornos inmediatos, mi casa, la escuela, mi colonia,
cuidando los árboles, sembrando algunos, limpiando, separando basura, creando
la cultura de reciclaje y elaboración de compostas para nuestras plantas,
evitando el uso de aerosoles e insecticidas. El sueño suena un tanto difícil
por los grandes empresarios que no dejarán de contaminar pues sus
fábricas deben de seguir funcionando, además de que son fuente de empleo y
sustento de muchas familias pero si pueden tener su planta de aguas residuales
por ejemplo, en fin, empezar este gran reto por uno mismo para que de poco a
poco este sueño se vaya cumpliendo.
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